De hecho, el titular no habla de bebés sino de niños pequeños. Un artículo de Lucy Kellaway publicado hoy en Expansion -cortesía de Financial Times- bajo el título «Por qué los ejecutivos son como niños pequeños» establece una semejanza entre las características de los niños y las virtudes (o algunas de ellas) que hacen grande a un ejecutivo. Algunas de las que resumen son:
• Los niños pequeños rebosan energía y entusiasmo. No se puede convencer a un niño que quiere algo y va a por ello al 100%.
• Los niños pequeños asumen riesgos por naturaleza. Se suben al pasamanos sin ningún miedo.
• Los niños pequeños son insistentes. Cuando se les dice que no pinten en un DVD, esperarán unos minutos y después volverán a hacerlo.
• Los niños son preguntones. No se conformarán con la respuesta típica y seguirán preguntando: “¿Por qué?”.
• Los niños pequeños son creativos. Sus garabatos en paredes y sofás traicionan su imaginación.
• Los niños pequeños tienen un gran don de gentes. Pueden ablandar el corazón más duro a base de abrazos y besos.
Pero el conjunto del texto da algunas ideas más. Puedes leer el artículo completo aquí.
Buena comparativa, sí señor