Del Brexit al Texodus. Por motivos políticos o económicos, nuestra realidad y nuestras sociedades están en cambio constante. Según este reciente artículo de La Vanguardia, y diversos estudios, entre los que se menciona uno de KPMG, “Technology innovation hubs” , “los ejecutivos de Silicon Valley opina(n) que la bahía de San Francisco dejaría de ser un referente mundial en cuatro años a causa de la deslocalización del talento, auspiciado por el trabajo en remoto y los altos costes de vida”. De California a Texas.
Resulta evidente que las ciudades, como las empresas o también hacemos las personas, se observan mutuamente para identificar los factores que las hacen exitosas y las ponen en el mapa. Talento, inversión o calidad de vida son algunos de ellos. La inversión que permite construir infraestructuras y mejorar la conectividad, crear empresas, desarrollar hubs, atraer profesionales y generar puestos de trabajo de la mayor calidad posible.
A las condiciones naturales hay que sumar la determinación y la ambición para proyectar y desarrollar una visión que mejore nuestras ciudades y la vida de sus habitantes. Pero si es difícil llegar más lo es mantenerse. ¿Cómo fidelizamos pues el talento?
En Barcelona promovemos una estrategia de colaboración público-privada para el impulso de las políticas municipales de generación, desarrollo, fidelización, atracción y promoción del talento. Porque pese al contexto reciente, que aún no nos permite ver la imagen de la pospandemia con total claridad, Barcelona es una ciudad de conocimiento de referencia internacional que se sitúa entre las más innovadoras de Europa, y en buenas posiciones en los ránkings mundiales, y con atractivos suficientes para atraer y retener ese talento. La estrategia, medida de gobierno, en este enlace.
